Durante el devenir del tiempo, y en la actualidad los medios de producción, así como las formas han ido evolucionando, en las diferentes revoluciones industriales desde las máquinas en las empresas textiles hasta las tecnologías en el manejo de las comunicaciones, e inteligencia artificial, y lo que tiene en común es que la mano de obra humana interviene tanto en su diseño como en la operación, sobre todo en los procesos productivos y es en este momento cuando las condiciones peligrosas se hacen presentes, aquellas que pueden afectar tanto a la vida y la salud de los trabajadores, como a las partes que integran la infraestructura de una organización.

Todo esto con el tiempo se ha visto regulando de diferentes formas legales, reglamentales y normativas a nivel mundial en materia de Seguridad y Salud en el Trabajo, cuya pretensión es proteger la vida y la salud de los trabajadores fomentando espacios de trabajo seguros y saludables.

La OIT hasta el 2020 referenció que cada día mueren más de 2,78 millones personas a causa de accidentes laborales o enfermedades relacionadas con el trabajo; anualmente ocurren unos 374 millones de lesiones relacionadas con el trabajo no mortales, que resultan en más de 4 días de ausentismo laboral. El costo de esta adversidad diaria es enorme y la carga económica de las malas prácticas de seguridad y salud se estima en un 3,94 por ciento del Producto Interno Bruto global de cada año.

Reconociendo que un sistema nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo robusto salvaguarda vidas y medios de subsistencia, dichos sistemas deberán estar bien dotados de recursos y suficientemente robustos, para anticiparse a los impactos, abordar los desafíos de manera directa, proporcionar resiliencia al mundo del trabajo, y afectando indirectamente de manera positiva a la salud pública; requiriendo de la herramienta, fundamental dentro del necesario Sistema de Gestión en Seguridad y Salud en el Trabajo funcional, que generen escenarios viables en favor de una cultura prevencionista tendientes a salvaguardar la salud y seguridad de la fuerza trabajadora de las Américas y el Caribe.

En el día mundial de la seguridad y salud en el trabajo del 2022, el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, y un panel de líderes mundiales y representantes de alto nivel de gobiernos y de organizaciones de empleadores y de trabajadores ofrecieron sus puntos de vista y mostraron cómo la inversión en seguridad y salud en el trabajo, tanto desde el punto de vista programático como financiero, contribuye a una infraestructura más sólida a nivel nacional, que está preparada para responder a crisis como la de COVID-19 y eventos similares.

Una herramienta, fundamental dentro de los procesos de un Sistema de Gestión en Seguridad y Salud en el Trabajo y que de forma preventiva tiene como gran objeto el de generar los escenarios posibles y las consecuencias potenciales que pudieran poner en riesgo la vida y la salud de los trabajadores, así como los posibles daños al patrimonio de las empresas, es precisamente el Análisis y Evaluación de los Riesgos, que en conjunto con el Diagnóstico Situacional, y el Programa Preventivo, proporcionan el estudio completo y referencial para precisamente abatir los que la OIT refiere sobre los riesgos de trabajo y sus consecuencias, así como fortalecer los elementos de reacción, la retroalimentación de las perdidas incidentales para robustecer los controles y propiciar resiliencia a todos los niveles de una organización.

Hoy en día y a la coyuntura de lo acontecido por la pandemia por COVID-19 es de vital importancia, agregar las variables de vulnerabilidad y los conceptos de resiliencia, la administración moderna de la Seguridad y Salud en el Trabajo y la alta administración en una organización se verá altamente, potencializada y repercutiendo en el factor humano y en equilibrio financiero de dichas organizaciones.