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La seguridad social y los desafíos de la inclusión juvenil en América.

La Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS), cuyo propósito es el fomento del desarrollo de la protección y seguridad social en América, a través del diálogo internacional, así como la construcción colectiva de programas y propuestas de política pública, ha hecho posible el presente estudio que parte de la premisa de que la seguridad social es un derecho humano, base del bienestar de los pueblos y facilitador de la paz, que a través del establecimiento de instituciones y programas de previsión, asistencia y ayuda, puede lograr la prosperidad, el bienestar individual, colectivo y la felicidad.

Sin embargo, es necesario visibilizar los retos presentes y futuros en un momento de encrucijada, en el que se dificulta el acceso a la seguridad social de determinados grupos, como el de las y los jóvenes, al constituir una de las franjas de población más vulnerables, por encontrarse en una etapa de definición hacia la edad adulta, enfrentarse a la culminación de estudios, deserción escolar, transición de la escuela al trabajo, búsqueda de empleo, desempleo, empleo informal, problemas en el acceso a los servicios básicos, entre otras situaciones complejas, producto de los diversos factores y cambios que tienen lugar en un mundo globalizado, en donde el sistema económico, las brechas de desigualdad y la falta de oportunidades, dificultan su posibilidad de inclusión.

Este grupo se enfrenta a una realidad compleja en la que la dificultad de acceso a la seguridad social le impide un nivel de vida adecuado, de salud, de alimentación, de vivienda y de asistencia médica, que obstaculiza su desarrollo y desenvolvimiento dentro de la colectividad, lo que representa un costo social presente y futuro.

Esos grandes cambios son muestra de que el desarrollo social no depende únicamente del crecimiento económico, sino de la política social, esto es, de las acciones del Estado para lograr una distribución más equitativa de los beneficios del crecimiento.

En virtud de ello, en el presente estudio se parte de la premisa de que la población juvenil debe tener garantizado este derecho, independientemente de que cuente con un empleo formal; incluso en el caso de que no forme parte de un grupo económicamente activo de la sociedad, pues la juventud es tanto una fuente de preocupación como una fuente de esperanza para el desarrollo social, y se constituye como uno de los actores estratégicos de este. No obstante, de manera contradictoria, son un grupo que enfrenta grandes problemas.

Tal como se señaló en la segunda reunión de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), celebrada del 15 al 17 de febrero de 2018, más de dos tercios de los jóvenes son trabajadores asalariados; sin embargo, no gozan de estabilidad laboral, ni mecanismos efectivos de acceso, permanencia y promoción en las fuentes de trabajo, lo que significa que muy seguramente están sujetos a empleos precarios, sin acceso a seguridad social y, por tanto, imposibilitados para satisfacer los derechos económicos, sociales y culturales indispensables para su desarrollo integral.

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Autor:Ana Belem Hernández
Fecha de publicación:2020
IdiomaEspañol
Comisión Americana de Seguridad Social

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